Escrito por: Mag. Dina Mamani Gutiérrez.
Docente de la Escuela Profesional de Ingeniería Agronómica y Agrícola.
La situación actual con respecto a la salud es el centro de atención de todo el mundo, se habla de alimentación sana, de generar defensas para contrarrestar a microrganismos que nos pueda afectar, la producción orgánica tiene mucho que decir y aún más mucho que contribuir.
Las personas están tomando conciencia, le están dando importancia a su alimentación, están en búsqueda de los alimentos seguros, por lo tanto, la demanda de la producción orgánica está creciendo. Así mismo La CIAO (Comisión Internacional de Agricultura Orgánica) indica que, la emergencia sanitaria por la declaratoria de pandemia por la COVID-19, por parte de la Organización Mundial de la Salud – OMS está cambiando los patrones de consumo hacia alimentos más saludables, seguros y responsables con el ambiente, en definitiva, hacia el consumo de alimentos orgánicos. Este cambio de tendencia tiene que ser atendido por un sistema productivo fortalecido, a fin de garantizar el abastecimiento.
La FAO, menciona que la agricultura orgánica es un sistema de producción que trata de utilizar al máximo los recursos del campo, dándole énfasis a la fertilidad del suelo y la actividad biológica y al mismo tiempo, a minimizar el uso de los recursos no renovables y no utilizar fertilizantes y plaguicidas sintéticos para proteger el medio ambiente y la salud humana. Es decir, la agricultura orgánica involucra mucho más que no usar agroquímicos.
Comparto lo mencionado por el Ingeniero Jairo Restrepo “La agricultura orgánica es entregarse a la tarea de desenterrar y rescatar el viejo paradigma (no agotado) de las sociedades agrarias que practicaron y garantizaron durante mucho tiempo la autodeterminación alimentaria de sus comunidades, a través del diseño de auténticos modelos de emprendimientos familiares rurales, donde conjugaron sabiduría y habilidades para garantizar la sostenibilidad y el respeto por la naturaleza, esta misma agricultura, es mucho más que una simple revolución en las técnicas agrícolas de producción. Es la fundación práctica de un movimiento espiritual, de una revolución, para cambiar la forma de vivir de los seres humanos”. Tenemos tanto potencial, considerando que somos un país megadiverso, con todas las condiciones para poder producir productos orgánicos.
Debemos de sentirnos motivados, nuestro país ya exporta grandes cantidades de productos orgánicos como, castaña, café, cacao, quinua, bananos y otros. Enfoquémonos también en la producción para el consumo nacional y local, asumamos la responsabilidad de producir y consumir alimentos sanos.