Escrito por: Dra. Brizaida Andía Gonzales.
Docente de la Escuela Profesional de Educación Inicial.
Iniciemos reflexionando desde tú experiencia: ¿Cómo ha sido tu experiencia en relación a la lectura? ¿Te gusta leer? o ¿Solo lees cuando tienes obligación de leer? Es importante tener en cuenta que las niñas y niños adquieren el lenguaje verbal y no verbal desde edades tempranas que les permite interactuar con el entorno.
A pesar de todo, no todas las niñas y niños desarrollan su lenguaje de igual manera, algunos tienen un lenguaje más simple, mientras que otros tienen un repertorio bastante amplio que nos sorprende cuando hablan, manejan una variada información y un rico vocabulario, entonces, esto nos lleva a la siguiente reflexión ¿Por qué existen esas diferencias si las niñas y niños nacen con las mismas capacidades para aprender a hablar? La respuesta es simple, tuvieron oportunidades de diálogo familiar y que mejor con libros (cuentos) que la familia les lee y los tiene enganchados y con más ganas para hablar.
Cuando se pregunta al padre de familia, ¿Cuál es su anhelo en referencia a su niña (o)? Expresan: Que les vaya bien en los estudios, que aprendan a leer y a escribir Y cuando les preguntas ¿Cuánto tiempo les lees cuentos? La respuesta es en la noche antes de acostarse, pero de vez en cuando, ellos miran en la Tablet y se duermen escuchando el cuento. Recordar que el lenguaje y la comprensión de este se da en la interacción de persona a persona, porque es allí que el niño copia posturas, gestos, inflexiones de voz, como coger y leer un libro. Es un error decir que el niño nace digital, es el adulto quien lo vuelve así.
¿Quién no disfrutó de la lectura de un cuento? ¿Quién no recuerda los cuentos leídos? Cuando se le brinda oportunidades de lectura por placer a través de los cuentos, les abre las puertas para comprender y enriquecer su vocabulario, interactuar y conectarse con la lectura y el lector. Se expresa que la mejor herencia que se deja son tres cosas: sembrar un árbol, ser sensible con el prójimo y leer o leerles un cuento, a lo largo de la vida esa herencia nos deja huellas.
Lo transcendente de los cuentos, es que invitan a una lectura por placer en un espacio familiar, hacernos imágenes mentales, sentirnos como si estuviéramos en el momento; los resultados de esta práctica se verán reflejados en el futuro cercano, ya que los niños leerán con mayor comprensión, argumentación, mayor lenguaje y mayores conocimientos. Es importante aprovechar el tiempo de calidad leyendo a los niños un cuento durante el día.
Por otro lado “Los cuentos no se consumen sino se construyen” (Molinero, 2020), lo importante es que la lectura de cuentos no sea de manera mecánica, sino que el niño lo disfrute, cuantas más veces se le lea un mismo libro, más disfrute y aprendizaje tendrá. Es una falacia que el niño o niña se aburre del mismo cuento, es el adulto quien se aburre. Porque leer un cuento le permite descubrir la magia de la lectura. Los cuentos son también una forma de regalar a los niños imágenes bellas como alimento para su vida, acariciar el alma, etc. Los cuentos, son recursos que permiten estrechar vínculos e interacciones afectivas, es como un ingrediente de oportunidad para expresar lo que uno no pudo decirlo directamente.