El famoso slogan que escuchamos tanto el año pasado parece haberse esfumado como muchas otras cosas en medio de esta pandemia. Y pensar que a principios de este año el presidente Martín Vizcarra paralizó indefinidamente las operaciones en Tía María, acontecimiento que parece ser muy lejano y ajeno al escenario actual. Pero solo lo parece, en medio de esta cuarentena muchas personas se han puesto a reflexionar acerca de las actividades esenciales y no han faltado los que se han dado cuenta que los verdaderos indispensables en esta situación no son los chicos reality ni los que acumulan títulos universitarios, lo son los reponedores de supermercados, los camioneros, el personal de limpieza de los espacios públicos y por supuesto el personal de salud. Sin embargo, frecuentemente olvidamos de dónde es que provienen los productos de necesidad básica, en especial de los principales (y no me refiero al papel higiénico) sino a los alimentos sin los cuales no podríamos vivir y también nos olvidamos de quien los produce, definitivamente la agricultura es una actividad esencial. Para ponernos en contexto, en el año 2015, el Programa de Desarrollo Productivo Agrario Rural – Agro Rural, informó que el 80% de los alimentos consumidos a nivel nacional provienen de familias productoras en el campo, a pesar del aumento de los productos alimenticios importados, gran parte de lo que consumimos a diario es parte de la producción nacional agropecuaria. Siguiendo con esta línea, el pasado 24 de abril el MINAGRI informaba del ingreso de diez mil toneladas de alimentos para atender las demandas de los consumidores, el ministro Jorge Montenegro manifestó que el abastecimiento es normal y fluido.
En momentos en los que se estiman pérdidas de más de S/. 1600 millones en el sector agropecuario por efectos de la cuarentena, resaltan las acciones estatales como la reestructuración del Fondo Agro Perú creado en 2009, con una inversión del Minagri de S/. 600 millones para reactivar el agro brindando financiamiento directo a los pequeños agricultores.
El debate que marcó la pauta en la región Arequipa en 2019 se reducía a una disyuntiva entre minería y agricultura, cuál generaba más ingresos y empleos, menos contaminación y todas las comparaciones y preguntas derivadas que no son materia de este artículo; ahora bien, es importante resaltar que la minería en nuestro país representa alrededor del 60% de nuestras exportaciones y en cuanto a materia tributaria, el 20% del total recaudado proviene del impuesto a la renta aplicado a las empresas mineras. A pesar que la agricultura ha perdido peso en el PBI nacional, genera empleo e ingresos directos a más de un tercio de la población según el Ministerio de Agricultura.
Es errado creer que una actividad económica es superior a la otra en cuanto a relevancia, al fin y al cabo gracias a ambas estamos tratando de sobrellevar esta crisis sanitaria lo mejor posible, por un lado la minería nos ha generado una admirable estabilidad económica, envidia de otros países latinoamericanos y gracias a la cual son factibles los bonos entregados a la población y los programas de reactivación económica que planea el gobierno, por su lado la agricultura nos alimenta, nos mantiene vivos tanto a los consumidores como productores.
El agro necesita más que financiamiento y créditos, el principal reto consiste en tecnificarse y a pesar de que la innovación y tecnificación agraria forman parte de la Política Nacional Agraria actual, necesitamos acciones eficaces en cuanto a su desarrollo e implementación a lo largo del territorio nacional con el fin de aumentar la productividad que está muy por debajo del desempeño de países vecinos como Chile o Ecuador.
Los datos que tenemos no son actuales, el cuarto y último censo realizado a la población dedicada al agro (CENAGRO) data de 2012 y la demás información disponible proviene del censo de 2017, es necesario contar con data actualizada y con la ayuda de distintos centros de estudios técnicos y superiores tal y como se plantea en el Plan Nacional de Agricultura Familiar 2019-2021.
Es cierto que las decisiones de nuestros gobernantes son parte de las causas por las cuales la situación de la agricultura en la actualidad es precaria, sin embargo, no es tarde para poder implementar medidas que favorezcan a los más de tres millones de agricultores del Perú, en tiempos de crisis y cambio tenemos la oportunidad de mejorar, debemos aprovecharla.
Camila Paredes Alarcón
Estudiante de Ciencia Política y Gobierno